Carolina Duer habló con Federico Seeber en La Burbuja y contó cómo fue su llegada al boxeo, su vida debajo del ring y cómo también sufre de violencia de género.
Por historia, se identificó al boxeo como un deporte “de hombres”, sin embargo, en argentina hay muchas mujeres que llevaron su nombre a lo más alto de la cúpula obteniendo el título de campeón. Entre ellas se destaca Carolina Duer quien en 2010 obtuvo el título sudamericano peso gallo, se consagró como campeona mundial de peso supermosca de la WBO y, en la que años después, realizó seis defensas exitosas del título.
Identificada con varios apodos, en su cuenta de Twitter se la encuentra con Barbi de Acero, y ¿de qué tan acero es? “Soy muy fuerte. Nunca caí. Nunca tuve una cuenta de protección», explicó en La Burbuja junto con Federico Seeber. Aunque si bien reconoció que nunca cayó en el ring, si confesó que tuvo golpes duros como fracturas o úlceras, pero tocar la lona, no sabe de qué se trata: “La clave de no caer tiene que ver con la genética y la alimentación porque es lo que genera la fortaleza y contextura”.
Hablando de las secuelas que deja boxeo en el cuerpo, derribó el mito de la fractura de tabique: «Lo que pasa es que se afloja el cartílago».
Ya hablando de su vida persona con el paralelismo del deporte contó que «no elegí el boxeo, lo hice como algo recreativo”. “Con mi familia teníamos un negocio gastronómico. Fui a tres gimnasios y cuando fui a la Federación de Box sólo podías entrenar si ibas a competir. El lugar me impactó y de lejos me vio Alberto Zacarías, mi entrenador, y me gritó ‘¿vos sos boxeadora? Vení que yo te voy a entrenar y te voy a sacar campeona del mundo’”, confesó.
“Fui una gordita toda la vida. Soy de comer mucho. De chica no me gustaba el gimnasio”, y si bien probó con diferentes deportes, ninguna la convenció y recayó en el boxeo sin antecedentes familiares, pero su idea era sólo entrenar y “decía que cuando me pidan pelear, dejaba”. Pero el destino le tenía escrita otra historia a la que ella imaginó y así comenzó: “Me enamoré del boxeo. No hay otra manera de boxear si no lo amas”.
Luego de hacer una trayectoria en el que se ganó el respeto arriba del ring, relató que para mantenerse “hay que ser apasionado en el boxeo y tener equilibrio entre inteligencia y guapeza”. Y recordó cómo fue su última pelea en la que perdió el título: “Había organizado una gran fiesta. Cuando subís al ring no es sólo a boxear, sino que también es a dar un espectáculo. Pero ese día perdí el título en mi propia fiesta porque no se dieron las cosas ya que el fallo fue polémico, tampoco fue mi mejor noche y mi rival hizo una muy buena pelea. Me pone contenta por ella, pero no me gustó la manera en que lo perdí”. De igual modo, sabe que en diciembre tiene la revancha y afirmó que “voy por la recuperación del título”.
Dejando de lado su historia arriba del ring, habló de su rol como mujer y madre. «Elías, mi hijo, me cambió la vida. No hay un minuto en el que diga ‘me gustaría volver atrás y no haberlo tenido”, reconoció. Sin embargo, hizo una reflexión en el que pocas se animan a expresarlo ya que “entendí que no debería ser tan automático lo de los hijos”. “Para la mujer argentina es como parte de la concreción y no es para todas igual. Lo que pasa que las argentinas quieren hacer todo. Hay que aprender a elegir”, agregó. Y remarcó que “la sociedad le impone a la mujer: vas a tener un hijo porque sino no sos feliz”.
La Turca confesó que no le parece mal que una mujer no quiera tener hijo. En lo personal “decidí congelar óvulos. Cuando me reconcilié con el papá de Elías, decidí tenerlo”, pero que ahora “soy una madre separada, pero el papá de mi hijo está muy presente».
Por otro lado, habló sobre su futuro laboral que tiene destino en Estados Unidos: “Tengo la Visa de trabajo. Hay cosas del sistema de allá que me gustan. La gente es más educada”. “En principio, me voy 6 meses a explorar la posibilidad. Tengo oferta de pelear y dar clases allá”, confesó y manifestó que “le doy clases de boxeo a Luis Fonsi”.
Además, habló de la violencia de género en la que reconoció que “como todas las mujeres sufro la violencia de género todo el tiempo” y que “me duele mucho la violencia. Es muy grave».
Por último, se describió como una mujer que le “gusta mucho cocinar” que tiene “un toc con la limpieza y el orden” y que “mi momento burbuja es cuando se apaga todo en casa ahí puedo sentarme en la cama a leer”.